Cangas alega contra el polígono industrial que Parres propone a la entrada de la ciudad

La alegación canguesa muestra «el más enérgico rechazo» al área empresarial, cuyo impacto estético y visual es calificado de «intolerable»

El Ayuntamiento de Cangas de Onís mostró ayer «el más enérgico rechazo» y su «oposición» al proyectado polígono industrial de Prestín (Parres). La Corporación canguesa, por unanimidad, aprobó un escrito de alegaciones contra el plan parcial del parque empresarial de Prestín, que impulsa el Ayuntamiento de Parres. El conflicto entre dos concejos vecinos, ambos gobernados por el PSOE, no amaina.

La pretensión del Ayuntamiento de Parres de habilitar un entramado industrial en Prestín ha soliviantado a los cangueses. El problema es complejo: Prestín es una localidad situada justo a la entrada de la ciudad de Cangas. El río Sella marca el límite entre ambos municipios, así que Prestín pertenece a Parres, pero los vecinos hacen su vida en Cangas. Prestín es también el escaparate con el que se encuentran los visitantes al llegar a la ciudad.

El Ayuntamiento cangués rechaza de plano el polígono de Prestín, al menos tal y como se ha diseñado. La alegación canguesa destaca la «situación estratégica» y la «singular belleza» de Prestín, y señala que el área industrial proyectada «no es, ni mucho menos, lo más adecuado» para Cangas, un municipio de excelencia turística. La alegación incide en las edificaciones singulares existentes en Prestín, obra de arquitectos prestigiosos, como Castelao, Del Busto o Capitel, que «realzan la principal entrada de la ciudad de Cangas de Onís».

Los representantes políticos cangueses critican con dureza la actuación de sus colegas parragueses en Prestín. Así, afirman que la actuación pública realizada en Prestín «ensombrece» la belleza del lugar. Cangas explica que existen en Prestín múltiples carencias, entre otras, una «precaria e insuficiente iluminación pública nocturna», con «escasísimos puntos de luz», lo que provoca una situación «incómoda y peligrosa para el tránsito».

Además, los cangueses consideran que los proyectos públicos «no iniciados o inacabados» en Prestín afean Parres. Todo ello, según la visión canguesa, empobrece en gran medida la entrada a una ciudad eminentemente turística. Por ello, Cangas pide a Parres «una reflexión profunda, seria y desapasionada de la situación». El área industrial de Prestín supondrá, según el Ayuntamiento cangués, un «salto a peor», así que conviene «aunar esfuerzos en beneficio de la colectividad con criterios de solidaridad» y a adoptar medidas para «no perjudicar el decoro e intereses de la ciudad».

La alegación alerta sobre el «impacto estético y visual» que provocará el polígono industrial, que en el expediente ya se reconoce como «perjudicial, extenso, permanente, directo, mitigable, inmediato, continuo y moderado». Claro que Cangas estima que la verdadera consecuencia del área industrial «no ha sido calculada o evaluada en su real importancia». Así, los cangueses consideran que el impacto visual para los usuarios de la N-625, por la que se accede a la ciudad, será «intolerable». Por eso exigen una «barrera visual con arbolado o arbustos, un talud entre la carretera y el futuro polígono».

Cangas de Onís exige medidas para corregir el impacto visual, que en las construcciones se utilicen materiales adecuados, y que se prohíba expresamente la gran industria y las superficies comerciales de más de 2.000 metros cuadrados. En cuanto al acceso que Parres ha proyectado para el polígono, Cangas de Onís es contundente: «No existe estudio alguno que permita considerar como posible dicho acceso».

Finalmente, la alegación canguesa se refiere al futuro abastecimiento de agua del polígono de Prestín. Los dirigentes políticos advierten de que Cangas de Onís «no se encuentra en condiciones de realizar mayores cesiones» de agua a Parres en esta zona.
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